sábado, 30 de mayo de 2015

Los pasos silenciosos

 ¿No ¿No oiste los pasos silenciosos?
Él viene, viene, viene siempre.
En cada instante y en cada edad,
todos los días y todas las noches,
Él viene, viene, viene siempre.
He cantado en muchas ocasiones y de mil maneras;
pero siempre decían sus notas:
Él viene, viene, viene siempre.
En los días fragantes del soleado abril,
por la vereda del bosque,
Él viene, viene, viene siempre.
En la oscura angustia lluviosa de las noches de julio,
sobre el carro atronador de las nubes,
Él viene, viene, viene siempre.
De pena en pena mía,
son sus pasos los que oprimen mi corazón,
y el dorado roce de sus pies
es lo que hace brillar mi alegría.

jueves, 21 de mayo de 2015

La morada del silencio



El que mora en el silencio se vive a sí mismo sin reservas y serenamente, pues todo lo serena el silencio. Serena la noche y el día, serena la aurora y el atardecer, serena las horas oscuras, las horas de luz y de bochorno. El silencio nos trae la paz y deja emerger la inocencia y la plenitud. Apenas he de decir que jamás la vida se siente tan rimada, tan pura, tan sosegada, tan clara, como las horas calladas, como en la morada del silencio.
(Moratiel)



lunes, 18 de mayo de 2015

Un poema sencillo y bueno


 Quiero un poema sencillo y bueno
como el pan,
  caliente y oloroso
con ese olor de gente,
  de harina
de manos amasando
y de un gran fuego rojo en el cielo del horno.
Quiero decirte: Ven,
mi pan es tuyo
¿no ves qué manos lo amasaron?
¿no ves que un mismo amor lo ha cocido
y que mis manos y las tuyas
estuvieron juntas en la panadería?
¿No ves que venimos amasando pan
desde el primer grano que sembramos?
Ven:
compartamos el pan y la esperanza
aunque el dolor sea largo
y la angustia infinita.
Michèle Najlis

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