miércoles, 30 de enero de 2013

¿QUIEN ERES?

 

¿QUIEN ERES?
 
 -¿quién eres?-, " soy lo que decido ser."
 
*Quien no sueña, está muerto en vida: Al proyectar nuestros sueños, empezamos a construirlos.
*La mayoría de los obstáculos que encontramos los creamos nosotros mismos porque tenemos miedo a cumplir nuestros sueños: La mayor parte de los frenos e impedimentos con los que topamos en nuestro camino a la felicidad son imaginarios; los generamos nosotros, son nuestros miedos.
 Creamos nuestros propios obstáculos porque tememos llegar a donde hemos soñado. Cumplir un sueño siempre genera miedo, porque estamos acostumbrados a lidiar con las dificultades, pero no a recibir regalos de la vida. Por eso, solemos boicotearnos colocando muros entre nosotros y aquello que aspiramos conseguir.
En cuanto a los obstáculos que no creamos nosotros, los que son reales, en verdad no son obstáculos, sino trampolines: sirven para ir a lugares a los que nunca habríamos llegado por nosotros mismos.
*La felicidad siempre está más cerca de lo que pensamos, aunque la busquemos lejos: A veces vamos muy lejos para encontrar algo que en realidad tenemos muy próximo. Vemos la felicidad en lo que está lejos, pero en verdad la tenemos mucho más cerca de lo que imaginamos.
*El arte de dar y recibir amor: cada persona es un Banco de Amor. En él podemos ingresar sonrisas, abrazos, caricias, besos, mimos... Ese Banco gestiona un amor sin intereses, porque se da libremente sin esperar nada a cambio. Sea lo que sea que invirtamos, siempre saldrá a cuenta y multiplicaremos su valor. También es posible efectuar ingresos de alto valor, pero sumamente discretos: en este Banco se valora perdonar, callar a tiempo, agradecer los gestos de otros... El amor es una divisa que nunca pierde valor en la Bolsa de la Vida.
*De vez en cuando es conveniente hacer limpieza de opiniones: Cada persona tiene tres escalones en su cabeza que hay que limpiar a conciencia de vez en cuando para lograr una vida auténtica y feliz.
El primero es la opinión que tenemos de los demás, que sólo sirve para crear prejuicios. El segundo es la opinión que creemos que los demás tienen de nosotros, que genera miedos, engaños y malentendidos. El tercero es la opinión que tenemos de nosotros mismos, que hace que nos miremos el ombligo e inventemos problemas.
 
Del libro de Emilio Carrillo (Amor y consciencia)
 
Con amor ...un abrazo.

miércoles, 23 de enero de 2013

AMOR: Retorno al hogar


 
AMOR:REGRESO AL HOGAR
 
 



I
Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles,
si no tengo amor,
soy como una campana que resuena
o un platillo que retiñe.

Aunque tuviera el don de la profecía
y conociera todos los misterios y toda la ciencia,
aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de mover montañas,
si no tengo amor,
no soy nada.

Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres
y entregara mi cuerpo a las llamas,
si no tengo amor,
no me sirve para nada.
 
II
El amor no es envidioso,
el amor no hace alarde,
el amor no se envanece,
el amor no procede con bajeza,
el amor no busca su propio interés,
el amor no se irrita,
el amor no se alegra de la injusticia.
El amor no tiene en cuenta el mal,
ni se enfrenta a él.

Porque...
III
El amor abraza la oscuridad
hasta transformarla con su luz en resplandor resplandeciente.
Porque el amor es paciente,
porque el amor es servicial,
porque el amor se regocija con la verdad,
porque el amor todo lo disculpa,
porque el amor todo lo cree,
porque el amor todo lo crea,
porque el amor todo lo espera,
porque el amor todo lo soporta,
porque el amor confía en la Providencia,

porque el amor todo lo puede.
IV

El amor siempre será, el amor siempre Es.

El amor nunca dejará de ser

porque es precisamente el amor

lo único que fusiona el río en el mar,

la Amada en el Amado,

el Hijo en el Padre,

el Ser en el No-Ser.
V
 
Amor:

Retorno al Hogar
 
(Emilio Carrillo)

 
 
 
 




 
 
 
 



sábado, 19 de enero de 2013

La danza hacia la luz


 
Una danza infinita...
donde el Ser busca la LUZ,
incansansable... ante la llamada...
en un ritmo suave y fluyendo...
hacia mi propia luz...
hacia tu luz...
hacia la luz de todo...;
Como los girasoles.

RENACER



"OJOS NUEVOS PARA UN MUNDO NUEVO"

lunes, 14 de enero de 2013

TARDE TE AME-- S.Agustin--

"Tarde te amé  belleza tan antigua y tan nueva,
!tarde te amé!
Estabas dentro de mí, y yo te buscaba por fuera...
Estabas a mi lado pero yo estaba lejos de Ti...
me llamabas, me gritabas, y al fin, venciste mi sordera.
Brillaste ante mi y me liberaste de mi ceguera...
Aspiré tu perfume y te deseé.
Te gusté, Te comí, Te bebí.
Me tocaste y me abrasé en tu paz". (S.Agustin)



La conversión no es un golpe de timón que cambia el rumbo de la vida ni una decisión que se toma inesperadamente.
Mas, bien es el punto final de un proceso, la meta de una larga y dura carrera. La voluntad se resiste y pide plazos para el cambio. Decir mañana es decir nunca. El tirón final es un pulso con el pasado. La esclavitud hace que se pierda el gusto por la libertad. Hay que extrenar otra forma de vivir y esa novedad desde las raices de uno mismo , produce VERTIGO.


domingo, 13 de enero de 2013

jueves, 10 de enero de 2013

AMOR Y SOLEDAD


Amor y Soledad



-------------------------------------------------------------------------------------
        ¿No se te ha ocurrido nunca pensar que sólo eres capaz de amar cuando estás solo? Pero ¿qué significa amar? Significa ver a una persona, una cosa, una situación tal como realmente es, no tal como tú la imaginas, y reaccionar ante ella como merece. No puedes amar lo que ni siquiera ves.
        ¿Y qué es lo que te impide amar? Tus conceptos, tus categorías, tus prejuicios y proyecciones, tus necesidades y apegos, los "clichés" que tú mismo has elaborado a partir de tus propios condicionamientos y experiencias pasadas. Ver es la más ardua tarea que un ser humano puede emprender porque requiere una mente alerta y disciplinada, mientras que la mayoría de la gente prefiere ceder a la pereza mental antes que tomarse la molestia de ver a cada persona y cada cosa de un modo siempre nuevo, con la novedad de cada momento.
        Liberarte de tus condicionamientos para poder ver es bastante difícil. Pero el verte exige algo aún más doloroso: liberarte del control que la sociedad ejerce sobre ti; un control cuyos tentáculos han penetrado hasta las raíces mismas de tu ser, hasta el punto de que liberarte de él es tanto como despedazarte.
        Si quieres comprenderlo, piensa en un niño al que se le inocula el gusto por la droga. A medida que la droga penetra en su cuerpo, el niño se va haciendo adicto y todo su ser demanda a gritos dicha droga. Llega un momento en que la falta de la droga le resulta tan insoportable que prefiere morir.
        Pues bien, esto es exactamente lo que la sociedad hizo contigo cuando eras un niño. No te estaba permitido disfrutar del sólido y nutritivo alimento de la vida: el trabajo, la actividad y la compañía de las personas y los placeres de los sentidos y de la mente. Se te hizo tomar afición a unas drogas llamadas "aprobación", "aprecio", "éxito", "prestigio", "poder"... Una vez que les tomaste el gusto, te hiciste adicto a ellas y empezaste a temer la posibilidad de perderlas. Sentías terror con sólo pensar en los fallos, en los errores o en las críticas. De modo que te hiciste cobardemente dependiente de los demás y perdiste tu libertad. Ahora tienen otros el poder de hacerte feliz o desdichado. Y, por más que detestes el dolor que ello supone, te encuentras completamente desvalido.
        No hay un solo minuto en el que, consciente o inconscientemente, no trates de sintonizar con las reacciones de los demás, marchando al ritmo de sus exigencias. Cuando te ves ignorado o desaprobado, experimentas una soledad tan insoportable que acudes de nuevo a los demás mendigando el consuelo de su apoyo, su aliento y sus palabras de ánimo. Vivir con los demás en este estado conlleva una tensión interminable, pero vivir sin ellos acarrea el agudo dolor de la soledad. Has perdido tu capacidad de verlos con toda claridad tal como son y de reaccionar adecuadamente ante ellos, porque, en general. tu percepción de ellos está oscurecida por tu necesidad de conseguir la "droga".
        La aterradora e ineludible consecuencia de todo ello es que te has vuelto incapaz de amar nada ni a nadie. Si deseas amar, has de aprender a ver de nuevo. Y si deseas ver, has de renunciar a tu "droga". Tienes que arrancar de tu ser esas raíces de la sociedad que se te han metido hasta los tuétanos. Tienes que liberarte de ellas. Externamente, todo seguirá como antes y tú seguirás estando en el mundo, pero sin ser del mundo. E internamente serás al fin libre y estarás absolutamente solo. Es únicamente en esa soledad, en ese absoluto aislamiento, como desaparecerán la dependencia y el deseo y brotará la capacidad de amar, porque ya no verás a los demás como medios de satisfacer tu adicción.
        Sólo quien lo ha intentado conoce el terror de semejante proceso. Es como si te invitaran a morir. Es como pedirle al pobre drogadicto que renuncie a la única felicidad que ha conocido y la sustituya por el sabor del pan, la fruta, el aire limpio de la mañana y el frescor del agua del torrente, mientras se esfuerza por hacer frente al síndrome de abstinencia y al vacío que experimenta en su interior una vez desaparecida la droga. Para su enfebrecida mente, nada que no sea la droga puede llenar ese vacío. ¿Puedes imaginar una vida en la que te niegues a disfrutar de una sola palabra de aprobación y de aprecio o a contar con el apoyo de un brazo amigo; una vida en la que no dependas emocionalmente de nadie, de manera que nadie tenga ya el poder de hacerte feliz o desdichado; una vida en la que no necesites a ninguna persona en particular, ni ser especial para nadie, ni considerar a nadie como propio? Hasta las aves del cielo tienen nidos y los zorros guaridas, pero tú no tendrás dónde reposar tu cabeza a lo largo de tu travesía de la vida.
        Si alguna vez llegas a ese estado, al fin sabrás lo que significa ver con una visión despejada y no enturbiada por el miedo o el deseo. Y sabrás también lo que significa amar. Pero para llegar a esa región del amor deberás soportar el trance de la muerte, porque amar a las personas supone haber muerto a la necesidad de las mismas y estar absolutamente solo.
        ¿Cómo se llega ahí? A base de un incesante proceso de concienciación... y con la infinita paciencia y compasión que deberías tener para con un drogadicto. También te ayudará el emprender actividades que puedas realizar con todo tu ser; actividades que de tal manera te guste realizar que, mientras te ocupas en ellas, no signifique nada para ti ni el éxito ni el reconocimiento ni la aprobación de los demás. E igualmente útil te será volver a la naturaleza: despide a las multitudes, sube al monte y comulga silenciosamente con los árboles y las flores, con los pájaros y los animales, con el cielo, las nubes y las estrellas. Entonces sabrás que tu corazón te ha llevado al vasto desierto de la soledad, donde no hay a tu lado absolutamente nadie. Al principio te parecerá insoportable, porque no estás acostumbrado a la soledad. Pero, si consigues superar los primeros momentos, no tardarás en comprobar cómo el desierto florece en amor. Tu corazón romperá a cantar, y será primavera para siempre.
Del blog de Emilio Carrillo

lunes, 7 de enero de 2013

El camino del corazón

“El despliegue del corazón humano es artero y misterioso. Desearíamos que la vía de la iluminación fuera ordenada y previsible, pero los caminos del corazón constituyen un paisaje que sólo se descubre en el viaje. No podemos capturar la libertad y situarla en el tiempo. Para el espíritu maduro, la libertad es el camino mismo. Es como un laberinto, un círculo, el abrir de una flor, pétalo a pétalo, o una espiral cada vez más honda, una danza alrededor de un punto sereno, el centro de todas las cosas.
Siempre hay ciclos cambiantes: altibajos, aperturas, cierres, despertares al amor y a la libertad, seguidos en ocasiones por nuevos y sutiles enredos.
A lo largo de esta gran espiral, regresamos al inicio, una y otra vez, pero cada vez con un corazón más pleno y más abierto”


Jack Kornfield

Renacer Musica